Hace dos siglos el pueblo masái dominaba toda la zona y eran temidos por las otras etnias que vivían en los territorios cercanos. Era un pueblo guerrero que además practicaba la ganadería y tenía los mejores pastos para su ganado. En ocasiones robaban animales a los demás. Después de varias sequías y luchas con esas tribus vecinas su poder en la zona se vio mermado.
A principios del siglo pasado los británicos colonizaron la zona, tratando de imponer su cultura y costumbres a los pobladores de esta zona. Los masáis eran un pueblo muy guerrero que se resistió bastante. Aún así gobierno británico se apropió de grandes extensiones de terreno en esta región y los masáis se quedaron con pocas tierras para que pastara su ganado.
La peste bovina (enfermedad del ganado) que trajeron los ingleses afectó mucho al ganado, muriendo muchos de sus animales. Los gobiernos de Kenia y Tanzania (los dos países en los que viven los masáis) quisieron aprovechar esa circunstancia para que este pueblo guerrero y ganadero abandonase su forma de vida tradicional y se dedicara a la agricultura, integrándose así en la población de ambos países, pero no lo han conseguido del todo. En la actualidad algunos crean objetos de artesanía que venden a los turistas.